Cuando la etiqueta dice una cosa y la prenda dice otra

Published On: septiembre 7, 2021

¿Cuántas veces te han preguntado qué talla llevas al entrar en una tienda?

Probablemente muchas. Y lo peor de todo es que, ante una pregunta que parece fácil, las respuestas son muy variopintas:

  • Normalmente llevo una X pero a veces la H
  • Depende del modelo
  • No lo sé, ¿tú qué talla crees que llevo?
  • ¿Las tallas de aquí tallan pequeño o tallan grande?

Ad infinitum.

En muchos casos nos encontramos que la etiqueta de la prenda que probamos dice una cosa y, la prenda en sí, dice otra muy distinta.

 

Tallar pequeño o tallar grande

Hay tantas cosas que están mal en estos dos conceptos que no hay por dónde cogerlos. Aun así, son el día a día de la industria de la moda.

Al diseñar una colección se coge una talla de referencia con sus medidas concretas y de allí se escalan las demás tallas. El problema nace cuando la talla de referencia (que suele ser la que se considera la más habitual) se mide en un cuerpo que no corresponde a la media real.

Si la referencia se coge en un cuerpo que morfológicamente es más menudo que la media, automáticamente todas las tallas “tallarán pequeño”.

¿El problema?

Que si la etiqueta dice 40 pero la prenda lleva medidas de una 38 el momento incómodo en el probador nos lo vamos a comer con patatas.

Aunque tengamos muy claro que estamos bien y nos guste nuestro cuerpo, ese momento puede amargarnos la tarde y hacer que nos vayamos sin comprar. Y sin merendar porque la 40 nos quedó pequeña.

Por favor, diseñadores de moda, no juguemos con las meriendas ajenas.

Así a primera vista si pensamos en prendas que tallan grande nos puede parecer algo maravilloso, pero no siempre lo es.

Si trabajas tu cuerpo para tener cierto volumen de musculatura y, de repente, ves que tu talla habitual te va grande puedes pensar que has perdido volumen. Y zas, otro que se va triste y sin comprar.

Tallar bien. Esto es casi como decidir si quieres más a mamá o a papá.

Nunca llueve a gusto de nadie y no nos cansaremos de remarcar que la talla es mera información descriptiva, no te está juzgando.

 

Depende, de qué depende, de según en qué modelo todo depende

Si, lo has intentado cantar y la métrica ha patinado un poco, sorry, my bad.

Eso de: depende del modelo, tiene traca.

Una cosa es que cada tejido tenga unas tolerancias y un comportamiento diferente que, en verdad, deberías tener en cuenta a la hora de diseñar la prenda… y otra, es que todo dependa del modelo.

O del fit.

Slim fitOversize, Mommy fit, boyfriend fit… alegría con los tipos de fit y cada año nos inventamos uno nuevo.

Que muy bien, que está genial ofrecer nuevos estilos y que cada uno encuentre su rollo, pero eso no quiere decir que las tallas vayan por libre.

¿Recuerdas lo del escalado que decíamos antes? Pues usa el mismo en todos tus modelos, da igual si es oversize o boyfriend fit, busca la coherencia.

Hablando de coherencia. Boyfriend fit… a ver… ¿en serio? No entraré en comentarios ahora, pero, ¿En serio?

 

No lo sé, ¿Tú qué talla crees que llevo?

Vaya marrón le pasamos a los dependientes de las tiendas. Sin bola de cristal e intentando no ofender a nadie.

Aaaah espera, por eso lo de es que “es que tallan pequeño”, para tener margen de reacción cuando los dependientes recomiendan una talla y el número no gusta.

Lo mejor es evitar situaciones incómodas y echarles una mano. Con una herramienta de recomendación de tallas en tu ecommerce lo solucionas fácilmente, pero en tienda… también llegará 😉.

Lo que deberíamos hacer es dejar de obsesionarnos con la etiqueta.

Pon el foco en la prenda, estudia a fondo a tu buyer persona tal y como es. No como quieres que sea porque has escogido una talla de referencia a tu bola, como es de verdad.

El mundo real no es el de las pasarelas. Que pueden ser todo lo entretenidas y coloridas que quieras, pero si tus prendas van a vestir a tus clientes, piensa en ellos y no en la modelo de turno.